Esta web utiliza 'cookies' propias y de terceros para ofrecerte una mejor experiencia y servicio. Ok Leer más

¿Cómo han evolucionado los discos duros?

¿Cómo han evolucionado los discos duros?

Hoy en día, cuando parece imposible vivir sin nuestro ordenador, nuestro portátil o tablet, parece increíble la enorme evolución que han experimentado los discos duros.

Es difícil imaginar que al principio estos dispositivos de almacenamiento eran tan grandes que requerían una habitación completa solo para albergarlos y que, gracias al progreso de una industria pujante, ahora caben en un bolsillo. De lo gigantesco a lo diminuto hay toda una historia de gran interés.

Del RAMAC al 1301

Era el año 1956 cuando IBM introdujo lo que ahora podemos considerar el antecesor de los discos duros actuales. El IBM 305 RAMAC Disk System formaba parte de un método de contabilidad y control de la empresa. Su capacidad de almacenamiento era de 5MB de datas que cabían en 50 discos con un diámetro de 60,9 cm.

Estamos hablando de un disco rígido que pesaba más de una tonelada con un tamaño similar al de un frigorífico. En aquel entonces los datos almacenados eran transferidos en 600 milisegundos.

Este sistema tenía un coste de 10 mil dólares por MB y,  a pesar del enorme coste, IBM logró vender más de 1000 unidades a lo largo de los cinco años que tuvo vigencia.

Al modelo RAMAC le llegó el momento de ser sustituido en el año 1961, cuando surgió el sistema de almacenamiento de disco 1301, que constaba de cabezas separadas capaces de leer y escribir en cada superficie, lo que descartaba la necesidad de correr el cabezal en cada ocasión que se requería el ingreso a un  disco diferente.

Es decir, que se trata del primer disco duro en usar cabezas con diseño aerodinámico, por lo que lograban elevarse sobre la superficie de un disco aprovechando un ligero manto de aire. Era capaz de almacenar 28MB con una velocidad de acceso de 180 milisegundos.

Un avance histórico

La evolución estaba lejos de detenerse. De hecho, se aceleró, porque ya para 1962 apareció la unidad de almacenamiento de disco duro IBM 1311, todo un avance histórico, pues podría acumular hasta 2,6MB en seis platos de 35,5 cm. 

4,5 kg era el peso de cada disco y su éxito fue notable, tanto que tuvo diferentes rediseños y estuvo presente en el mercado hasta el año 1975. Esta unidad de almacenamiento constituyó el primer paso para diversos avances en lo que respecta a discos rígidos. 

Como el rifle

Después del disco duro IBM 1311, vino una interesante innovación denominada IBM 3340, con discos colocados en lugares herméticos, así como cabezas de lectura y escritura de poca masa. Todo esto significó reducir el tamaño de la máquina. 

Esta versión se ganó el apodo “Winchester”, como el famoso rifle, ya que los dos rotores de giro del disco presentaban una capacidad de almacenamiento de 30MB cada uno, algo que los ingenieros vincularon con los cartuchos de 30-30 que usa la legendaria arma.

Acceso directo y reducción de tamaño

Corría el año 1980 cuando IBM creó el gigabyte en almacenamiento al lanzar  el disco de acceso directo IBM 3380, cuya capacidad alcanzaba los 2.52 GB y podía transferir datos a un rate de 3MB por segundo. ¿El coste? Oscilaba entre los 10.000 y los 145.500 euros.

Pero los cambios que vendrían serían mucho más significativos, pues si IBM se concentraba en unidades de almacenamiento de enorme tamaño para computadoras de mainframe, en el mercado surgió la opción creada por Seagate, que llevó el disco duro a un tamaño que se adecuaba a un ordenador personal.

Fue entonces cuando se hizo posible cambiar la unidad de diskette de 13,3 cm por un modelo ST-506 de Seagate que era capaz de almacenar 5MB de datos y tenía un coste de 1500 euros. 

Además, el cambio entre discos de escritura y lectura fue suprimido, gracias a una carta controladora que debía conectarse al motherboard. De este modo, el sistema operativo del PC podía correr para dar paso al software y en definitiva acceder a la información.

De 1988 en adelante

Era el año 1988 cuando fue introducido el disco duro de 2,5 pulgadas PrairieTek, que dio el paso desde unos ordenadores personales portátiles similares a maletas de viaje a las formas ligeras que derivaron más adelante en lo que conocemos en la actualidad.

Un modelo en específico, el 220, demandaba un 30% menos de espacio que los discos de 3.5 pulgadas, los cuales contribuían con 20MB de almacenamiento.

1991 fue el momento en que Toshiba corrió la cortina del Tanba-1 de 2.5 pulgadas que aportaba 63MB de almacenamiento. Fue una característica que se mantuvo en cientos de notebooks.

El microdisco

El microdisco de 170MB fue introducido por IBM en 1999 con platos de apenas una pulgada de diámetro, acompañado de un mecanismo que podía implantarse en un CompactFlash Tipo II.

Para el año 2002 IBM había dejado en manos de Hitachi el negocio de los discos duros, mientras el mismo factor de forma e interfaz fue utilizado por Seagate para la construcción de sus discos. Un poco más adelante, Apple comenzó a colocar una versión empotrada de este tipo de disco en sus famosos iPod mini.

Formidable evolución

La interfaz Serial Advance Technology Attachment (SATA), que en 2003 había sido lanzada recientemente, permitió a Seagate lanzar el Barracuda Serial ATA V, el cual ofrecía un almacenamiento de 120GB, gracias a sus dos platos de 60GB.

También en 2003 el Raptor fue desarrollado por Western Digital, y aunque iba destinado a servidores de empresas, fue adoptado por fanáticos del gaming debido a su alta velocidad rotacional. Hoy en día, bajo el nombre de Velociraptor se ha mantenido como un disco duro de gran eficiencia.

Más adelante, Toshiba anunció el disco duro más pequeño, con 2GB de almacenamiento en un tamaño récord: 0.85 pulgadas. No pasó mucho tiempo para que su capacidad se duplicara a 4GB y comenzara a utilizarse en Smartphones, cámaras y otros dispositivos.La formidable evolución que han experimentado los discos duros ha pasado de los 10MB que necesitaban una habitación completa, a un almacenamiento multiplicado cientos de veces y con la posibilidad de caber en un bolsillo. Y lo mejor es que son capacidades que seguirán expandiéndose.